Robert Wise, 1951
Estados Unidos
Largometraje. 89 min.
V.O.S.E.
1952: Globo de Oro especial a la mejor película para promover el entendimiento internacional. 1995: Incluída en el National Film Registry (institución creada para preservar filmes notables)
Para celebrar estas fechas hemos preparado una proyección especial, que se sale un poco de nuestra programación habitual: un clásico de la edad de oro del cine, adaptación de una novela de la edad de oro de la ciencia ficción: Ultimátum a la Tierra.
Una nave extraterrestre aterriza en Washington D.C. De ella sale Klaatu, un extraterrestre de aspecto humano, acompañado de Gort, un amenazador robot que pone en alerta al ejército. Klaatu plantea una petición para parlamentar con los dirigentes de la Tierra que es rechazada. Así las cosas, Klaatu decide infiltrarse en la sociedad para observar cómo viven los humanos y poder acercarse a los científicos y mandatarios para entregar su mensaje.
Ultimátum a La Tierra es una de las piezas más influyentes del cine y la estética del siglo XX. En los tiempos de la guerra fría, Hollywood se impuso la labor de alertar al ciudadano occidental contra los peligros del comunismo. Con éste propósito se produjeron muchas (casi siempre burdas) películas de espías soviéticos y otras un poco más sutiles en las que habitantes de otros planetas del sistema solar (en particular de Marte, el “planeta rojo”) venían a acabar con el estilo de vida estadounidense. El director Robert Wise se desmarca de ese ambiente de paranoia y nos plantea un discurso pacifista que acabaría dando un giro al género de la ciencia ficción que perduró mucho tiempo.
Todo en Utimátum a la Tierra era novedoso, y sentó las bases de la estética de la nueva ciencia ficción con elementos que ahora consideramos iconos clásicos: las naves alienígenas con forma de platillo, los robots, los rayos desintegradores, etcétera. Pero hay un apartado poco conocido de esta producción en el que su influencia es muy relevante: la música. Para crear una atmósfera de misterio exótico, el célebre compositor Bernard Herrmann (lo recordarán sobre todo por los escalofriantes violines de “Psicosis”) utilizó un theremin, un instrumento musical electrónico precursor de los sintetizadores que se hace sonar sin tocarlo, acercando o alejando las manos a una antena. Debido a esto, aún hoy se utiliza en el cine este extraño instrumento asociado inequívocamente a los extraterrestres en el inconsciente colectivo.
Debate conducido por: Antonio Mampaso, Director del Museo de la Ciencia y el Cosmos y Pablo Bonet, coordinador de CosmoCine.
- Lugar: Museo de la Ciencia y el Cosmos.
- Fecha: 28 de diciembre 2017
- Hora: 20:00 h
- Aforo limitado. Entrada gratuita.